lunes, 27 de agosto de 2012

Miña Terra Galega


Este verano roza su fin y se me encoge el corazón solo de pensar que en una semana tendré que abandonar la tierriña.
Sé que he tenido el blog abandonado, pero ahora, con la vuelta a la rutina, volveré a disfrutar de esta esquinita de mi mundo para poder compartirla con vosotros.
Por el momento, solamente quería hacer una mención especial a esta tierra que siempre me recibe con el mismo olor, el mismo sabor, y el mismo calor; tierra que me atrapa y que hace muy complicada mi vuelta a mi vida cotidiana, al trabajo, a mi ciudad de acogida, de la que no tengo queja ninguna.


Galicia, para todos aquellos que no la conocéis, es una comunidad que desprende magia, esconde un algo especial, podría ser de manos de las meigas, que como sabéis, "haberlas hailas".

El que viene de veraneo a Galicia busca ese toque especial, no puedes buscar el calor, el sol, el eterno verano en la playa, porque aquí, como habréis escuchado, todos los días son distintos, bien amanece un día espléndido con un azul radiante, o te levantas con una sensación húmeda que deja una lluvia mañanera. Aún así, el verano en Galicia es el mejor verano de todos.

Puedes dormir a pierna suelta sin tener que conectar el aire acondicionado, puedes salir por la noche y llevar una chaqueta que no te va a sobrar, puedes comer sopa si se te atonja en pleno agosto.

Además, puedes disfrutar de increíbles paisajes, de una preciosa playa de arena fina y blanca:


De un puñado de conchas con las que, tanto niños como mayores, disfrutamos:

 
De una tarde lluviosa en la que un arco irirs perfecto te arranca una sonrisa:

De un precioso atardecer con vistas a una localidad de encanto única:




De esas mismas vistas con una tonalidad totalmente diferente debido a un cielo algo más encapotado:




Y sobre todo, de un gran manjar a precios de lo más asequibles para todos los bolsillos:


¡Vivamos como Galegos!!!

¡Nos "vemos" pronto!

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