Un pantalón, un par
de camisetas, calzado cómodo y ¡quedamos en Amsterdam!
Hoy la cita es en
la capital holandesa, el reino de las bicicletas sin piedad.
Este finde pasado
tuve la gran ocasión de escaparme con tres grandes amigas a una ciudad de
cuento y quería compartir con vosotros una par de consejillos.
Gran viaje niñas, gracias |
La Venecia del
Norte, el hogar de los tulipanes y sin duda, la cuna del transporte de dos
ruedas. Se trata de un lugar de ensueño en el que hay mucho que ver y disfrutar
y en el que nuestra atención, además de en su belleza, deberá centrarse en
sobrevivir a las pedaladas de “biciclistas” camicaces. Allí el peatón no es
prioridad, en las calles de Amsterdam la ley que domina es la del carril bici y
el ring ring del manillar.
Nada más llegar a
la estación central, increíblemente bonita, casi perdemos a una de nuestras
integrantes del grupo, por lo pelos no fue atropellada por un holandés enérgico
que circulaba sobre su bicicleta a la velocidad del rayo. A partir de ese
momento, sabe uno que Amsterdam se recorre lejos de ese carril dedicado a
ellos.
Pese a esto,
pudimos disfrutar de una capital europea que enamora; de sus edificios y casas
inclinadas, de sus canales, de sus terrazas, sus edificios modernos y las
casas-barco.
Gracias a un
chivatazo de los hermanos González, después de investigar por nuestra cuenta
recovecos de Amsterdam, el sábado por la mañana nos apuntamos a un Tour gratis.
Es una de las mayores recomendaciones para esta escapada; la empresa que lo
gestiona es súper profesional, además, los guías, españoles, son encantadores y de lo más ameno. En casi 4 horas nos guiaron por las calles de Amsterdam
desvelando todo tipo de secretos y narrando la completa historia de su
existencia.
Con el Tour se
visitan los sitios más conocidos como son la Plaza Dam, el barrio Rojo, la casa
de Anna Frank, el hogar de las monjas Beginjnas, el puente más ancho de la
ciudad y la fachada más estrecha. Observas los canales y su increíble
actividad, llena de barcos que pasas el fin de semana con amigos, vino y algo
de comida. Conoces la historia del ayuntamiento o Palacio Real, la Vieja
Iglesia, el barrio okupa, el barrio de moda, el Jordaan y el barrio judío.
Además, os
recomiendo para el día que lleguéis, que os decidáis por un crucerito de una
hora por los canales de la ciudad. Es algo de lo más aconsejable puesto que te
da oportunidad a tener una mejor visión y perspectiva del centro disfrutando de
una travesía muy agradable. La mejor hora, en mi opinión, entre las ocho y las
nueve de la tarde; la luz se va atenuando y el brillo del sol del atardecer
impregna a Amsterdam de una magia que la convierte en un lugar especial.
En un fin de semana
os da tiempo de sobra para descubrir la ciudad y regresar a la rutina llenos de
una experiencia más.
Espero hayáis disfrutado
de esta escapada de fin de semana.
¡Nos
“vemos” pronto!
He tomado prestada la palabra "biciclista" de mi Fueni, la descubrimos en el viaje y es un homenaje para ella, jejeje,
ResponderEliminarMe enacanta!!!
EliminarLo de biciclista es la primera vez q lo oigo... de verdad yo estuve allí???
ARTISTA!!!!!!!!!