jueves, 12 de julio de 2012

La ciudad de la BICICLETA



 Un pantalón, un par de camisetas, calzado cómodo y ¡quedamos en Amsterdam!
Hoy la cita es en la capital holandesa, el reino de las bicicletas sin piedad.
Este finde pasado tuve la gran ocasión de escaparme con tres grandes amigas a una ciudad de cuento y quería compartir con vosotros una par de consejillos.

Gran viaje niñas, gracias
 
La Venecia del Norte, el hogar de los tulipanes y sin duda, la cuna del transporte de dos ruedas. Se trata de un lugar de ensueño en el que hay mucho que ver y disfrutar y en el que nuestra atención, además de en su belleza, deberá centrarse en sobrevivir a las pedaladas de “biciclistas” camicaces. Allí el peatón no es prioridad, en las calles de Amsterdam la ley que domina es la del carril bici y el ring ring del manillar.
Nada más llegar a la estación central, increíblemente bonita, casi perdemos a una de nuestras integrantes del grupo, por lo pelos no fue atropellada por un holandés enérgico que circulaba sobre su bicicleta a la velocidad del rayo. A partir de ese momento, sabe uno que Amsterdam se recorre lejos de ese carril dedicado a ellos.
Pese a esto, pudimos disfrutar de una capital europea que enamora; de sus edificios y casas inclinadas, de sus canales, de sus terrazas, sus edificios modernos y las casas-barco.




Gracias a un chivatazo de los hermanos González, después de investigar por nuestra cuenta recovecos de Amsterdam, el sábado por la mañana nos apuntamos a un Tour gratis. Es una de las mayores recomendaciones para esta escapada; la empresa que lo gestiona es súper profesional, además, los guías, españoles, son encantadores y de lo más ameno. En casi 4 horas nos guiaron por las calles de Amsterdam desvelando todo tipo de secretos y narrando la completa historia de su existencia. 


Con el Tour se visitan los sitios más conocidos como son la Plaza Dam, el barrio Rojo, la casa de Anna Frank, el hogar de las monjas Beginjnas, el puente más ancho de la ciudad y la fachada más estrecha. Observas los canales y su increíble actividad, llena de barcos que pasas el fin de semana con amigos, vino y algo de comida. Conoces la historia del ayuntamiento o Palacio Real, la Vieja Iglesia, el barrio okupa, el barrio de moda, el Jordaan y el barrio judío.
Además, os recomiendo para el día que lleguéis, que os decidáis por un crucerito de una hora por los canales de la ciudad. Es algo de lo más aconsejable puesto que te da oportunidad a tener una mejor visión y perspectiva del centro disfrutando de una travesía muy agradable. La mejor hora, en mi opinión, entre las ocho y las nueve de la tarde; la luz se va atenuando y el brillo del sol del atardecer impregna a Amsterdam de una magia que la convierte en un lugar especial.
En un fin de semana os da tiempo de sobra para descubrir la ciudad y regresar a la rutina llenos de una experiencia más.




 
Espero hayáis disfrutado de esta escapada de fin de semana.

¡Nos “vemos” pronto!

2 comentarios:

  1. He tomado prestada la palabra "biciclista" de mi Fueni, la descubrimos en el viaje y es un homenaje para ella, jejeje,

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    1. Me enacanta!!!
      Lo de biciclista es la primera vez q lo oigo... de verdad yo estuve allí???
      ARTISTA!!!!!!!!!

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